‘Los futbolistas de la selección rusa también se han beneficiado del dopaje institucional’
in English 01/02/2018 Lorenzo Bodrero 0
Una nueva y pesada acusación llega a Moscú desde Estados Unidos. La hace James Walden, abogado y portavoz del exdirector del Laboratorio Antidopaje de Moscú Grigory Rodchenkov. “Los futbolistas de la selección rusa de fútbol también se han beneficiado de la maquinaria de dopaje estatal”, asegura en una entrevista con El Confidencial. Hace referencia al método que provocó la exclusión de los atletas rusos de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y la expulsión del comité olímpico ruso de los Juegos de Invierno que se celebran en Pyeongchang (Corea del Sur) el próximo mes.
Rodchenkov encabezó el Laboratorio Antidopaje de Moscú (el único acreditado a nivel internacional en el país hasta que estalló el escándalo) durante diez años y es el inventor declarado de la mezcla de sustancias dopantes de la que hicieron uso miles de atletas rusos entre 2011 y 2015. Ese año, cuando se destapó la trama, las autoridades rusas apuntaron a él como artífice de la maquinaria que llevó a un uso de sustancias dopantes tan extenso que se habló de ‘dopaje institucional‘. Ahora, tras recibir amenazas de muerte y abandonar su país, se encuentra en Estados Unidos, como parte de un programa de protección de testigos.
Sus revelaciones han contribuido a desenmascarar un sistema de dopaje que tiene comparación posible solo con el de Alemania Oriental, que conquistó más de 500 medallas olímpicas entre 1968 y 1988. A raíz de las declaraciones de Rodchenkov, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) pudo afirmar que el método ruso es algo que “no tiene precedentes, por su alcance” y ha sido “sistemático” y “centralizado”. Vitaly Mutko, ahora viceprimer ministro de Deportes, habría sido el ‘deus ex machina’ de lo que la AMA definió como dopaje de Estado, con la permisividad de los organismos ejecutivos de Moscú y la complicidad de los servicios secretos.
Una sanción ligera
A pesar de todo ello, la sanción del Comité Olímpico Internacional (COI) ha sido la vetar la participación del Comité Olímpico de Rusia en Pyeongchang, aunque permitiendo participar a los atletas que no hayan dado positivo. La bandera y la nomenclatura, eso sí, deberán ser neutrales. Se trata, para Walden, de medidas todo menos que drásticas: “Creo que el COI y Rusia han cerrado un acuerdo privado que pareciera serio visto desde fuera, pero más que aceptable por parte del país”, explica a este periódico. Los atletas rusos competirán en Pyeongchang con el nombre ‘Atletas Olímpicos de Rusia’ impreso en sus equipaciones. “Este epígrafe no es en absoluto neutral. Además, es muy probable que se les conceda tomar parte a la ceremonia de cierre bajo la bandera del país”, añade Walden.
Si se demostrara, la implicación de los futbolistas rusos en el sistema de dopaje estatal podría ser un golpe durísimo también para la FIFA de cara al próximo Mundial, después de las acusaciones de corrupción en la asignación Qatar 2022, antes, y de Rusia 2018, después, además de la investigación que llevó a la dimisión de Joseph Blatter, anterior presidente del organismo. Desde los primeros rumores sobre un posible escándalo, el presidente de FIFA, Gianni Infantino, ha afirmado que “el dopaje ruso no manchará el próximo Mundial”. Su ejecutiva espera que este torneo marque un antes y un después con respecto a la organización que dirigió Blatter durante 17 años.
La FIFA escribe a Rodchenkov
Pero el camino es largo y las polémicas no cesan. Últimas, justamente, han sido las criticas por parte de la prensa internacional a la FIFA por no haber preguntado nunca a Rodchenkov si el fútbol ruso se beneficiaba del dopaje. Ahora, Walden confirma que se ha hecho un primer intento de contacto, tan solo hace unos días, “mucho tiempo después de las primeras revelaciones del doctor”, recuerda. Y sigue: “Me consta que la AMA acaba de nombrar a un abogado para gestionar las relaciones entre nosotros y las federaciones deportivas, incluyendo a la FIFA, y que esta institución tiene varias preguntasque plantearnos”.
Los movimientos de la FIFA dejan entrever que lo que está en juego es algo más que deporte. En marzo, la federación internacional removió de su cargo al abogado suizo Cornel Borbély, que presidía el Comité Ético. Estaba investigando la posible implicación de Vitaly Mutko, cara visible del fútbol ruso en los últimos años, en el caso de dopaje. El mismísimo Infantino se opuso a remover a Mutko del Consejo Ejecutivo de la FIFA.
El lugar de Borbély lo ha ocupado la colombiana María Claudia Rojas, una decisión puesta en entredicho por el Consejo de Europa. Ocupa un cargo, asegura un informe del organismo trasnacional, históricamente asignado a una persona del mundo de la magistratura, algo ajeno al currículum de la colombiana. El documento del Consejo de Europa augura, de paso, “un cambio radical en la gestión del fútbol mundial a todos los niveles”. También se fue, el pasado mayo y por sospresa, Miguel Maduro, presidente del Comité para la gobernabilidad y la transparencia de FIFA.
Acaba de presentarse un libro de la periodista australiana Bonita Mersiades, resultado de sus investigaciones sobre el proceso de asignación del Mundial de 2022. Según ella, la FIFA se habría llevado sobornos por 100 millones de dólares de la televisión estatal de Qatar para que se asignara al pequeño país del Golfo la organización de la competición.
Para más inri, faltan patrocinadores. El diario británico ‘The Daily Mirror’ asegura que hasta la fecha se han adquirido poco más de un tercio de todos los espacios disponibles para Rusia 2018. Una clara inversión de la tendenciavista en las anteriores ediciones del Mundial, donde la enorme mayoría se vendía 18 meses antes del comienzo de la competición.
This article was published on El Confidencial on January 25, 2018.
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